sábado, 11 de junio de 2011

¿QUÈ ES PARA TI SER BARMAN? . ME PREGUNTA LA GENTE.

                ¿QUÈ ES PARA TI SER BARMAN? . ME PREGUNTA LA GENTE.

Tiene que hacer es romper tabúes e ideas preconcebidas,¡¡¡no, no somos superhéroes!!! Efectivamente, esto es de lo más duro de aceptar, pero ya deberíamos saberlo o haber sospechado, tenemos traje, algunos con chaquetilla, otros chaleco, pero, ¡no tenemos capa! eso debería habernos dado la pista fundamental, ¿Cómo vamos a ser súper héroes si no tenemos capa?, (aunque la bandeja asemeje mucho al escudo del capitán América, y a veces lo Es un difícil dilema a responder. Cuando uno llega al mundo de la hostelería, lo primero que usemos como él, no es lo correcto).

  El barman con una sola mano levanta un gran peso, pero no tenemos súper fuerza, aunque a veces pasemos desapercibidos delante  de los clientes no tenemos súper poderes, ¿entonces, porqué nos atrae lo de ser barmans? Ese es uno de los grandes enigmas, cuando un hijo pregunta a su padre ¿papá, porque somos barmans?, y éste, viendo a su hijo con la chaquetilla y la bandeja en la mano no sabe qué responderle…

Pero, el gran enigma sigue sin contestarse, quizás alguien haya oído hablar de los poderes ocultos, un misterio que solo unos pocos saben de su existencia, algunos habrán oído hablar de extraños sucesos acaecidos en los bares, hay quien cuenta la historia que alguien le había contado, pero que él no había visto.

Estos extraños sucesos corren de boca en boca por los mentideros de las ciudades. Una persona me contó que una vez un barman había dejado él solo, con la boca abierta a más de una docena de personas, cuando él combinó varios ingredientes que tenía entre las manos e hizo una nueva bebida al cual puso un nombre exótico y dando a probar la pócima a los clientes estos quedaron tan sorprendidos, que algunos perdieron el habla.

Cuentan también de otro barman, el cual fue capaz de atender a 15 personas que estaban cenando y solo se dieron cuenta de que había alguien entre ellos cuando les entregó la factura, todos miraron a su alrededor y percibieron una extraña figura vestida de forma rara que les indicaba la salida sonriendo; ¿aparición, sugestión comunitaria?... ¡no sabemos!, pero los hechos permanecen en el tiempo. Yo mismo he podido experimentar situaciones similares.

Un día me propuse convertirme en barman, para entrar en esa extraña secta, debía efectuar unos ritos iniciáticos, los cuales me llevarían al máximo nivel, el conocido como “Bar Máster Reserve”. Para ello, tuve que empezar como todos, dándome de porrazos diariamente detrás de un muro de protección  llamado “barra”. Allí tuve que hacer frente a situaciones, unas veces dantescas, otras cómicas, pero todas enriquecedoras.

En la barra aprendí a hablar con la gente, a conocerla nada más entrar, a ceñirme a sus gustos, pero después de un tiempo empecé a tener la sensación de vacío ,de que me faltaba algo, entonces, empecé a oír el nombre de ciertos monasterios donde se reunían un número de barmans para recibir adoctrinamiento. Conseguí que me admitieran y allí durante un año en la “Academia Cámara de Comercio Howard”, nos reunieron en grupos de barmans. A mí me tocó la “Casa de los Maestres de Sala”, un grupo de barmans especialistas en atender salones llenos de gente y dirigir a un número indeterminado de barmans y camareros y terminar siempre victoriosos.

Allí conocí a algunos de mis actuales mejores amigos y cuando terminé, fuí de vez en cuando a terminar de recibir entrenamiento. Me abrieron el mundo de los destilados, de la coctelería, del corte de jamón. También creamos un grupo los cuales nos autodenominamos “Los Lunes al Sol” y nos dedicamos a viajar los lunes en camaradería por diferentes bodegas, en busca del conocimiento total. Pero éste no terminaba de llegar, se nos escurría, algunos de los camaradas buscaron entre los fogones, pero seguíamos ansiosos.

Un día me llegó un mensaje de la Cámara de Comercio Howard, que me convocaba a seguir un adoctrinamiento intensivo “Yedai”, en el que vendrían caballeros barmans de todas partes del mundo y nos enseñarían las técnicas milenarias secretas.

Cogí entonces mis “bártulos” y me encaminé a la Academia. Por el camino me encontré a uno de mis camaradas que llegó tarde, pero estaba con nosotros. ¡Estábamos contentos!, por fín sabríamos la técnica “Yedai” de menear la coctelera, también aprenderíamos a mantener en el aire cosas sin que se cayesen al suelo y aprenderíamos a hacer pócimas que dejarían a la gente sorprendidas a nuestra voluntad.

Durante meses entrenamos, los magos barmans se sucedían y nos dejaban parte de su sabiduría, pero, al final del camino empezamos a darnos cuenta de que el entrenamiento no acababa ahí, que deberíamos seguir atendiendo detrás de la barra a todo tipo de gente, y deberíamos seguir aprendiendo continuamente hasta que algún día alguien se acerque a nosotros y nos pida ser nuestro “Padaguan”. Ese día el reconocimiento empezará a llegar y nos tocará a nosotros enseñar las técnicas milenarias, pero aún así deberemos centrarnos en nuestro entorno para seguir aprendiendo.

No sé porqué soy barman. Por qué no soy ingeniero, o médico, o funcionario y así libraría los fines de semana, trabajaría 8 horas y tendría un porrillo de días de vacaciones. La verdad no lo sé. Pero lo que si sé, es la satisfacción que me da hacer feliz a la gente, hacerles sentir cosas que no esperaban, tenerles en un puño hasta que les suelto y salen sorprendidos. Eso sí me hace sentir superhéroe, me hace sentir bien ,aunque a veces llegue a mi casa con un cabreo monumental, aunque las leyes se empeñen en joderme a diario y no dejarme trabajar tranquilo ,aún así creo que el ser barman es una de las cosas más satisfactorias que he podido hacer en mi vida.